Rivalidades - hermanos

Cuando nació mi hermano, el segundo después de mi, sentí muchas cosas mezcladas, amor, miedo, duda. Mi hermano era una ternura, pero me estaba robando a mi mamá. Y eso lo hizo peligroso. 

Luego de unos años, mi mamá puso muy claro del lado de quien estaba cuando había conflictos. Lo defendía y me obligaba a cuidarlo, a pesar de mi negativa para hacerlo. Me convertí en el guardaespaldas de mi hermano. Un tipo grande y rudo que a pesar de sus propios deseos e integridad tenía que defender al más pequeño. Odié ese papel, pero se me quedó. Oh sí, Caín me queda corto.



Luego de unos años vino mi hermana, que la quise mucho y no tuve grandes problemas, o fueron de otra índole, no rivalidad.

Y por último vino la menor. Entonces ya era mayor, 10 u 11 años y me cuesta aceptar que sentí también rivalidad. ¿Cómo iba a sentir un niño tan mayor rivalidad por una niña pequeña? Ahora entiendo que siempre sentí que me quitaban algo para dárselo a ella. Y en parte era verdad. Sin embargo y a diferencia de los otros hermanos, con ella no pude expresar mi descontento... Después de todo se vería muy mal que un niño mayor le hiciera daño a una bebita. Sin embargo sigue ahí esa espina. La espina de no haber expresado ese descontento y rivalidad. Y también la inseguridad de que no hubo ningún juez, mediador que nos separara y pusiera orden si había pelea.


Después de eso la rivalidad fue algo a lo que rehuí. No sabía cómo lidiar con ella. Después de haber sido el "matón", pasé a ser el hermano "hiper-concienzudo". Pasé a tratar de ser el árbitro justo que no fue mamá ni papá. Y es otro papel que no me gusta. Uno se siente fuera del juego, observando todo y tratando de mantener el orden, pero sin vida, sin ánimos de jugar, de molestar a alguien. Como un viejo.


La rivalidad, como algo que toda la humanidad ha pasado es un paso importante para aprender a vivir, en familia y en sociedad. Espero que la vida aún me permita aprender esta lección de alguna manera.

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