Los votos monásticos: el camino cristiano para vencer la maldad

Desde la religión se dice rapidamente que para vencer la maldad en nuestro tiempo hay que tener a Cristo en nuestra vida. 

Pero, ¿qué significa esto en la práctica? 

A partir de mi lectura de un libro llamado "Im Spannungsfeld des Boesen" (Erhard Fucke, 2002, trad. "En el campo de tensión de la maldad") hace muchos años, he podido verificar la importancia de este tema para nuestros días. Por esto, aquí recojo algunas reflexiones, inspiradas por el libro, así como de los Evangelios y de Rudolf Steiner.

Volviendo a la pregunta anterior, en la práctica, tener a Cristo en nuestra vida significa que el individuo debe comprometerse, hacer votos que vayan en consonancia con los principios cristianos y que sean significativos desde su propia vida.

Los votos de que se habla son tres, que también se conocen como votos monásticos: castidad o pureza, obediencia y pobreza. Estos representan la práctica simple de la piedad o bondad cristiana.

Rudolf Steiner, filósofo y guía espiritual de la Antroposofía, habló que para distintos grupos humanos, uno de estos tres votos tendría mayor relevancia, según la zona geográfica donde estos grupos vivan.

Es así que para la zona de América o el Hemisferio Occidental, la pobreza sería de gran importancia.

Juan 5

¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que en nuestra región la riqueza material es muy capaz de destruir los principios cristianos y debemos ponerlas en relatividad haciendo un voto consciente de pobreza. Pobreza en este sentido quiere decir NO APEGO a lo material. Hay que disolver estos apegos que carecen de sentido humano y usar las riquezas obtenidas en un propósito más elevado.

También se puede interpretar pobreza como humildad. La humildad de saber que a pesar de todo nuestro progreso tecnológico y económico, somos y seremos siempre "pobres en espíritu", que sin Dios siempre destruiremos más de lo que construimos, que somos mendigos de carne y hueso que necesitan del espíritu, de la sabiduría y la salvación de Dios. Con demasiado apego material sería prácticamente imposible aprender eso.