Líbranos del mal - una crítica a la traducción del Padrenuestro que todos conocemos

La traducción del Padre Nuestro es muy antigua y ha pasado por traducciones que transforman en cierta época el significado. Con el paso del tiempo el significado de las palabras cambia por las costumbres. Un problema que yo veo que tiene la traducción de esta oración en español es la última frase "líbranos del mal". Creo que en el español de hoy se entiende demasiado a la ligera como si se tratara de una petición de que ningún mal nos toque. Es una frase que no quita el miedo al mal y nos quita la posibilidad de conocerlo, entenderlo y de vencerlo, es decir la posibilidad de nuestro libre albedrío. Esta traducción lleva a un error porque el mal lo llevamos desde la misma condición de seres humanos en nosotros mismos, desde la posibilidad de equivocarnos. El problema parece ser una traducción muy antigua que ha perdido su fuerza inicial al pasar por distintos idiomas (probablemente del arameo original al latín, del latín al castellano).

Pienso que una traducción más acorde a la esencia cristiana original de la oración sería "redime nuestro mal", o "expía nuestro mal". También podría ser "suéltanos de lo malo que nos ata". En alemán es así, la frase dice "erlöse uns von dem Bösen", y en inglés "deliver us from evil". Estas palabras no hablan únicamente de liberarnos, como poniendo un obstáculo entre el mal y uno, sino de pedir a Dios que acepte pagar por el mal (que es algo que es parte de la vida humana), que hemos cometido y que llevamos con nosotros, el mal que no podemos solucionar de nuestras vidas (como el pecado original) y el cual solo podría ser EXPIADO, por medio del amor de Dios durante el transcurso de nuestras vidas, así como definitivamente al final de ellas. Es decir, rogar que nuestras cosas malas (no las de otras personas) sean aceptadas, perdonadas y que la cuenta sea saldada por Dios. Allí estaría la Gracia de Dios que es más grande que nuestro pecado, que nuestro mal.

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